Nota Técnica Fungicidas en Soja –
Dentro de los factores bióticos que afectan al cultivo de soja durante su periodo crítico, se encuentran las enfermedades de fin de ciclo (EFC). Estas son causadas por hongos necrotróficos que pueden sobrevivir en rastrojo y semillas afectando hojas, tallos y vainas.
Se identifica así, al grupo de patógenos compuestos por Septoria glycines y Cercospora kikuchii, entre otras, siendo la primera las más prevalente durante las últimas campañas. Una particularidad de estos últimos años, es que se alcanzaron los umbrales de Septoria glycines sin llegar a tener elevadas precipitaciones, que generen condiciones predisponentes para el desarrollo de la enfermedad. Lo antes mencionado, se vio acentuado en lotes que provenían de cultivos de soja en la anterior campaña, donde el inóculo persiste en niveles altos sobre el rastrojo.
Este complejo de enfermedades si no son controladas desde un principio pueden llegar a ocasionar pérdidas de rendimiento que van desde el 10 al 15%. (Arias, 2011; Distefano y Gadban, 2014; Ploper et al, 2015; Carmona et al, 2015).
Actualmente está ampliamente difundida la utilización de mezclas de fungicidas de los grupos de los triazoles, estrobirulinas y carboxamidas, que permiten ejercer un mejor control frente a la aparición conjunta de EFC y disminuir los riesgos de generación de resistencia a través de la acción combinada de diferentes moléculas químicas (Distefano et al., 2018; Ploper et al, 2015).
Considerando que las aplicaciones de fungicidas generalmente comienzan en R3 donde el cultivo ya ha cerrado el surco y cuenta con un desarrollo vegetativo importante, resulta clave trabajar sobre estrategias de aplicaciones eficientes, que nos permitan alcanzar la parte inferior del tercio medio, con la mayor concentración de activo posible.
El mantenimiento de un área foliar sana durante este período determina la
cantidad de radiación interceptada y su expresión en el rendimiento (Kantolic y Slafer, 2007). Para ello, el objetivo es lograr coberturas que superen los 70 impactos/cm2 y promover la penetración de gotas dentro del canopeo.
Desde Tropfen, recomendamos acompañar este tipo de aplicaciones con Break-Thru MSO MAX, una tecnología de última generación que se compone de un 75% de aceite metilado de origen argentino y un 25% de organisilicona (trisiloxanos) de origen alemán. Un aliado, que permite generar un espectro de gotas homogéneo y que además protege a las mismas frente a la baja HR y altas temperaturas.
Asimismo, otorga una doble vía de penetración y súper humectación en las hojas, que concluirán en mejores niveles de protección y eficiencia de los tratamientos.
Un aspecto que nunca se debe perder de vista es la calidad del agua, que también va a afectar el desempeño de fungicidas. Para aquellas zonas, donde el agua de uso agrícola contiene características indeseables, fundamentalmente presencia cationes bivalentes (dureza), el uso de TROP CS garantiza la máxima solubilidad de cristales del fungicida y óptimo desempeño de los adyuvantes mediante el secuestro de los cationes presentes.
Para entender un poco mejor a los fungicidas, la mayoría de éstos son principios activos que en caldos de aplicación se presentan como cristales, porque poseen elevado punto de fusión y baja solubilidad en agua. El agregado Break-Thru MSO MAX mejora notablemente la disolución de dichos cristales y el contacto con las hojas, otorgando mayor disponibilidad inicial de activo y aumentando la residualidad de los tratamientos.
En los últimos años, se ha incrementado la práctica de aplicaciones conjuntas de fungicidas con bioestimulantes vía foliar por la marcada consistencia y niveles de respuestas de dichos tratamientos.
Hoy son varias las empresas que dentro de sus portfolios cuentan productos para dicho segmento. En Tropfen, desarrollamos Nutrition Grow, un bioestimulante que cuenta con un excelente balance. Se trata de una exclusiva formulación equilibrada de Aminoácidos + Extractos de algas + Nutrientes, altamente soluble en agua, que permite revertir situaciones de stress, activar mecanismos de defensas y promover la movilidad del fungicida en la planta, concluyendo en un mejor control de enfermedades en estas aplicaciones.